En noviembre de 2025, Belém se convirtió en el epicentro del debate climático mundial al recibir la COP30, una cumbre marcada por avances en adaptación, tensiones sobre combustibles fósiles y una participación histórica de pueblos indígenas. Entre promesas, desacuerdos y nuevas agendas, la conferencia dejó claro que el futuro climático se está negociando a contrarreloj. Aquí te contamos lo más relevante.
¿Qué se logró en COP30?
Impulso a la adaptación al cambio climático:
Se acordó —bajo lo que llamaron el “mutirão global”— triplicar el financiamiento para adaptación climática hacia 2035. Además, se adoptaron 59 indicadores para un Objetivo Global de Adaptación (GGA), con lo que los países podrán medir avances en adaptación.
Reconocimiento del límite de 1.5 °C — aunque con cautela:
Por primera vez una decisión de la COP menciona explícitamente la posibilidad de superar 1.5 °C, destacando que si ocurre, “tanto la magnitud como la duración del sobrepaso deben ser limitadas”. También se apoya una agenda voluntaria —la Belém Mission to 1.5°C—, aunque sin obligatoriedad.
Mecanismo de transición justa:
Se aprobó un mecanismo formal para garantizar que la transición energética e industrial tenga en cuenta los derechos laborales, humanos y la inclusión de comunidades marginadas. Este enfoque de justicia climática fue uno de los logros más valorados por organizaciones sociales.
Agenda de Acción + Iniciativas voluntarias concretas:
Se impulsó una agenda transversal —COP30 Action Agenda— que moviliza gobiernos, empresas, ciudades, sociedad civil y otros actores. Se activaron cientos de iniciativas en energía, industria, bosques, agricultura, ciudades, biodiversidad, financiamiento y tecnología, entre otros sectores.
Visibilidad e inclusión de pueblos indígenas:
Fue la COP con mayor participación indígena en la historia, con miles de representantes, lo que marcó un reconocimiento clave de su rol en la lucha climática. Durante la cumbre, Brasil anunció la creación de nuevas tierras indígenas.
La COP30 dejó avances importantes, pero también recordó las brechas que aún frenan la acción climática global. Entre compromisos, tensiones y nuevas voces, el camino hacia un planeta más seguro sigue abierto y en disputa. Lo que ocurra en los próximos años dirá si las promesas de Belém se convierten en acción real o quedan como otra oportunidad perdida.